La advertencia de Isabel García Marcos a Urdangarin: “El jabón de Brieva te levanta ampollas en la piel”
Iñaki Urdangarin acaba de pasar la que es su tercera noche en prisión. No ha tenido tiempo suficiente para acostumbrarse a su nueva vida entre rejas ni integrarse en su nueva condición de preso. Su nuevo hogar dista mucho de su cómodo apartamento suizo y las dificultades a las que se enfrenta en su día a día pasan por prescindir de aquellas rutinas a las que antes no prestaba atención pero que ahora serán verdaderos privilegios. ¿Por ejemplo? Beber agua fría, ponerse una crema en la piel o mirarse al espejo.
Iñaki Urdangarin en el aeropuerto de Madrid horas antes de entrar en prisión / Gtres
Conoce bien lo que supone tener que aprovechar un sucio cristal para comprobar su aspecto Isabel García Marcos, ex teniente de alcalde de Marbella y, como Iñaki Urdangarin, reclusa de la cárcel de Brieva, en Ávila. La exedil socialista salió del centro penitenciario el pasado otoño, pero recuerda a la perfección esos detalles que pueden convertir la vida del marido de la infanta Cristina en un infierno. En conversación con LOOK aconseja a Urdangarin cumplir a rajatabla con las órdenes establecidas y también que pelee por sus derechos. “Al principio a todo te dicen que no porque aún no te conocen y no saben cómo te comportas, pero luego si tú tienes claro que estás en tu derecho y lo sabes defender, terminan dándote la razón en segunda o tercera instancia”, explica García Marcos. Para la socialista sería clave que Urdangarin se valiera de esa insistencia para acudir a la misa que semanalmente se celebra en la cárcel. “Yo no he sido practicante de la religión católica durante muchísimos años, pero te aseguro que si yo ahora mismo tengo que defenderla estoy dispuesta a dar miles de argumentos a través de la pastoral cristiana que acude a las prisiones porque todos hacen una labor maravillosa. Desarrollan una labor humanitaria que en estos lugares tan terribles te abren las puertas de la calle, te enseñan lo que hay que fuera”, relata Isabel.
Estas actividades humanitarias se desarrollan en voluntariados a los que Isabel siempre se apuntaba y que cree que pueden venir muy bien al exduque: “En su situación no puede hablar con nadie. Eso es un horror. Estar solo es muy duro. La interna que le lleva la comida no puede hablar con él, solo un “buenos días”, y los funcionarios más de lo mismo. Como mucho pueden ofrecerle una sonrisa de empatía y ya está. Con quien sí que podrá hablar son con las gentes de las ONG, así que que se apunte a todo porque hay que matar el tiempo antes de que el tiempo te mate a ti”.
Isabel García Marcos en la primera jornada del juicio por el caso Malaya en 2010 / Gtres
Lo más duro de la cárcel
Además de esa soledad a la que se enfrenta Urdangarin, para Isabel García Marcos lo peor de Brieva son las comodidades a las que te ves obligado a renunciar. Asegura que la higiene personal resulta complicada de llevar a cabo en un lavabo de dimensiones tan pequeñas como los que hay en las celdas y sin un espejo del que valerte. “Sin espejo pierdes tu propia identidad. No hay en toda la cárcel y lo único que puedes hacer es comprar uno en el economato que es muy pequeño y que es de plástico por lo que el reflejo no es exacto. Algo tan banal como arreglarte las cejas no lo puedes hacer. Se habla de la pérdida de libertad, pero son muchas más cosas las que pierdes en la cárcel”, se lamenta.
Su condición de cuñado del Rey no va a suponer para Urdangarin privilegio alguno. El dinero queda relegado a un segundo lugar porque dentro de la cárcel, según el testimonio de García Marcos, no todo se puede comprar. Existe un límite de 50 euros a la semana, pero lo cierto es que hay tan pocas cosas en lo que invertirlo que, “a no ser que seas fumador”, suele sobrar. ¿En qué gastará Iñaki entonces su dinero?, quiere saber este digital. “Por ejemplo, el jabón que te dan para lavarte es de lo más básico. Pero básico básico. Aunque no tengas la piel delicada se te levantan ampollas y lo mejor que puedes hacer es comprarte un gel normal con el que poder asearte sin destrozarte la piel. No se trata de comprar un artículo de lujo, es solo un gel normal, pero lo tienes que pagar de tu bolsillo, como es lógico. Luego también es posible que se gaste dinero en un café diario o en una botella de agua fresca porque allí te sirven agua pero suele estar caliente. Agua fría es lo que más echaba de menos yo, por ejemplo. Ah, y una cuchilla. Si quiere afeitarse tendrá que comprarse una porque allí no te la dan”, matiza Isabel.
Exterior de la cárcel de Brieva / Gtres
García Marcos, a diferencia de Luis Roldán, no recuerda graves episodios de frío invernal porque cuando ella ingresó ya había calefacción. Solo recuerda que en el mes de mayo, ya con la calefacción fuera de servicio, era necesario recurrir a varias mantas para protegerse de las bajas temperaturas que por la noche azotan Ávila, pero asegura que, aunque la vida en prisión es dura, no hay “falta de humanidad”. “Los dramas humanos que yo he visto allí es de lo peor que te puedas imaginar, pero es verdad que conoces lo peor y lo mejor. Yo presumo de que he hecho grandes amigas que, aunque han cometido errores, tienen un fondo maravilloso y con eso me quedo. Eso no lo va a tener Urdangarin”, comenta.
Para terminar, García Marcos, aunque sin personalizar, lanza un mensaje a la infanta Cristina: “Allí todo es más difícil si no tienes familia. Yo he oído que a él (Urdangarin) no deben ir a verle y yo creo que para su cabeza y su bienestar anímico será fundamental que alguien le abrace. Uno allí dentro no existe. Estar en prisión es como estar muerto. Los que están fuera siguen viviendo, tú estás muerto y cuando vuelves a la vida tu espacio no existe y necesitas que quien te quiere se ocupe de que tu espacio no desaparezca porque si no te has muerto dentro, te mueres fuera”.